INVISIBLES
Un reportaje a través de la familia y el entorno de personas con discapacidad intelectual
Capítulo 4: El futuro
El futuro siempre da un poco de miedo. Muchos prefieren no pensar demasiado en ello y dejar que las cosas sigan su curso. Pero la realidad de estos chicos y chicas es que tendrán que convivir con un mundo que no siempre comprende ni acepta la diferencia. Todas las madres coinciden en lo mismo, sea donde sea y como sea su futuro, lo importante es que sus hijos estén felices.
Mari prefiere no detenerse a pensarlo demasiado, de momento sabe que Javi estará con ellos en casa mientras puedan. Marga sabe que en el futuro Dani vivirá en una residencia. Alima tan solo piensa en conseguir que Lamina tenga un poco más de autonomía, ya que sabe que la estimulación en los primeros años de vida es muy importante, y Lamina no la tuvo. "Sabemos que no va a ser como los demás pero si ella pudiera vestirse sola, sin ayuda, asearse sin ayuda, salir a la calle, no sabemos si va a poder salir sola algún día, pero tenemos la experiencia de que la ciencia y los métodos cambien para que ella pueda salir algún día a la calle sola".
Nieves cree que Jesús puede optar a vivir en un piso tutelado y no descarta que tenga incluso una vida en pareja, si así lo quiere, pero siempre bajo supervisión: "A lo mejor en un futuro Jesús querrá convivir con su novia, pero claro, no van a poder vivir solos, desde luego, en ningún momento, ni van a ganar dinero para poder convivir solos. Entonces, bueno, habrá que buscar alternativas, pisos mixtos, no lo sé, eso sería lo ideal". Toñi, sin embargo, tras la actual experiencia de Cristian en los pisos supervisados, sí que se plantea que algún día pueda vivir solo, aunque la idea le de un poco de miedo.
El futuro de cada uno será muy diferente e, inevitablemente, estará condicionado por sus capacidades. Sin embargo, lo fundamental es que si hay algo que les guste hacer, sigan haciéndolo, que tengan amigos, que se diviertan, que exploten cada una de sus capacidades, por pequeñas que sean. Pero, sobre todo, que disfruten de la vida aunque la suya se salga de lo que nos hemos empeñado en llamar "normal". Mientras tanto, familias y a asociaciones seguirán trabajando mano a mano con ellos, para conseguir que tengan el espacio y los apoyos que merecen para lograr que, a los ojos de muchos, dejen de ser invisibles.